La satisfacción sexual y el placer que se puede alcanzar durante las relaciones no solo depende de un buen funcionamiento de los órganos sexuales. Depende en mayor medida de orientar de una forma adecuada nuestras actitudes.
A veces, ciertos rasgos de caracter o ciertos problemas que se generan dentro de una relación concreta, se trasladan al ámbito de las relaciones sexuales. El perfeccionismo, la timidez, la preocupación y las obsesiones, la intolerancia, la actitud negativa, la impaciencia, la rigidez y dificultad para adaptarse y aprender, la falta de habilidad para escuchar... Todos ellos pueden ser rasgos de nuestra personalidad que incidan negativamente en nuestras relaciones sexuales, generando problemas que podemos resolver.
En los próximos apartados veremos algunos de estos problemas y qué tipo de dificultades pueden causar.
Todos ellos se pueden superar con una orientación correcta y el entrenamiento en las técnicas y conductas adecuadas.
Los hábitos que adquirimos y no son eficaces para nuestro bienestar también los podemos sustituir por otros hábitos que nos harán mucho más felices. Hábitos en la forma de comunicarnos (o no comunicarnos), hábitos en la forma de acariciar, demandar caricias o esperar atención, una incorrecta actitud ante el placer y la relajación, miedos y temores, complejos...
Podemos mejorar en todas éstas áreas si verdaderamente deseamos disfrutar de una sexualidad satisfactoria y plena. El camino está en nuestras manos, el logro lo encontraremos día a día en ese camino.
©Lola Salinas