Pérdida de la inhibición psicológica o social. Facilidad para mostrarnos tal y como somos sin reprimir y ocultar aspectos de nuestro deseo sexual o de nuestras emociones en la intimidad con nuestra pareja.
La desinhibición implica disfrutar con lo que somos, no avergonzarnos de cómo nos gustan las cosas, ser capaces de compartir con nuestra pareja sexual nuestras fantasías y nuestros desdeos, juegos y emociones. Desinhibirnos es darnos a conocer.
La intimidad compartida con sensatez, es el escenario más adecuado para que se produzca la desinhibición. Es el rato más propicio para que logremos ser nosotros mismos y nos mostremos ante la otra persona como somos.
Desinhibir nuestras emociones y nuestros pensamientos y deseos para compartirlos con nuestra pareja sexual provoca en nosotros muchísima satisfacción cuando son recibidos y aceptados. Nos produce la sensación de ser reconocidos y ser aceptados en ese reconocimiento. Inhibir nuestras emociones nos provoca una especie de aislamiento que impide el goce pleno y la plena satisfacción, provocando dificultades y problemas de respuesta sexual.
Si mostrándonos tal y como somos, no recibimos la acpetación plena, podemos plantearnos que quizás no somos dos personas compatibles, también podemos plantearnos que necesitamos una cierta regulación de nuestra actitud. En cualquier caso, la desinhibición es fuente de sinceridad y de diálogo, sobre el que construir una buena relación de pareja o unas buenas relaciones sexuales.
©Lola Salinas