La seducción es el arte de resultar atractivos.
Es importante diferenciar muy bien entre seducir y manipular o engañar. El arte de seducir no consiste en una manipulación de la realidad para engañar a la otra persona y lograr nuestro objetivo. Seducir es SER atractivos, no inventarnos una imagen sino conducirnos de modo que la otra persona sienta deseos de estar con nosotros y quiera compartir su intimidad y su capacidad para el juego y el placer.
Es un arte porque no nacemos con esa habilidad. Es una habilidad social que adquirimos como una destreza a medida que nos socializamos y adquirimos experiencia en las relaciones amorosas. También se puede ser seductor en otro tipo de interacción social (comercial, intelectual, académica...). Aquí nos vamos a referir a la seducción que conlleva la intimidad.
Seducir es lo contrario a tener comportamientos rígidos, estereotipados, rutinarios, previsibles, ramplones, egoístas, miedosos... El arte de seducir requiere saber observar, escuchar, tomarse interés por la otra persona. También requiere de autonomía, independencia de criterio, firmeza y flexibilidad...
Para resultar seductores/as necesitamos conocernos y saber cuales son nuestros puntos fuertes, aquellos que van a resultar de interés para nuestra pareja. Hemos de identificar cuales son nuestros puntos fuertes entre cualquiera de éstas habilidades: la comunicación, el buen trato, la tolerancia, la simpatía, la gracia, la paciencia, la serenidad, la autonomía de criterio, la observación, la sociabilidad, la actividad intelectual, la conducta deportista... o muchas otras. Hemos de identificar a qué personas les resultan seductoras nuestras habilidades (suelen ser un conjunto de ellas, no solo una). No se trata de pavonearnos de ellas, esto no suele seducir, se trata de potenciarlas y trabajarlas para que resulten útiles a la relación de pareja.
Algunos ejemplos:
Una buena disposición hacia los deportes y una cierta autonomía en la utilización de nuestro tiempo libre puede ser muy atractiva si unidas a ellas va la habilidad para gestionar bien el tiempo y para atender a nuestra pareja los momentos que estamos con ella. Si, por el contrario, solo estamos pendientes de nuestro deporte y somos excesivamente egoístas con nuestro tiempo, sin dedicar calidad a nuestra pareja, probablemente esa actitud deportista creará fricciones y desmotivará.
Ser tolerante, tener un buen trato y ser paciente, pueden ser fuertes atractivos, seductores, si van acompañados de firmeza de criterios, asertividad, sentido común y sensatez. De modo que no nos pleguemos a cualquier demanda o exigencia de nuestra pareja, cediendo sólo en aquellos aspectos que realmente sean razonables y manteniendo nuestra postura y nuestros criterios en los demás.
Ser creativos, espontáneos y comunicativos pueden ser también factores eficaces de seducción si van acompañados de una cierta racionalidad y control, así como de saber escuchar las necesidades de nuestra pareja. Si son el correlato de la impulsividad, la impaciencia o la inmadurez, pueden ser un motivo de frustración fuerte.
Todos estos ejemplos se amplían hasta el infinito porque las combinaciones son muchísimas, tantas como posibles variaciones de combinaciones entre distintos rasgos de carácter y habilidades. Podemos resultar atractivos y seductores y mantener ese atractivo, si somos capaces de equilibrar nuestro potencial y saber gestionar y regular nuestras capacidades, orientándolas hacia una conducta eficaz y coherente con nuestros objetivos y las necesidades de nuestra pareja.
Terapia
Trabajamos situaciones concretas, comportamientos específicos, analizamos escenarios y conductas que han sido poco eficaces en la seducción. Proponemos ejercicios. El objetivo es cambiar algunas creencias, prejuicios, estereotipos y costumbres muy poco recomendables que no contribuyen al desarrollo de nuestros puntos fuertes sino que limitan nuestras capacidades de seducción.
Artículo sobre enamoramiento. Blog lolasalinas-psicologa.com/wordpress
©Lola Salinas